"Roark tomó las manos de ella en las suyas, Dominique vio que sus espaldas se inclinaban hacia ella, lo vio impotente, rendido en aquel momento, igual que ella, y comprendió que incluso el dolor puede confesarse, pero confesar la felicidad es como estar desnudo, entregado a la presencia del otro; podían dejarse ver mutuamente sin necesidad de protección. Estaba oscureciendo, casi no se veía en la habitación, solo quedaban la ventana y los hombros de Roark contra el cielo en la ventana."- de "El Manantial", de Ayn Rand.Lloré cuando lo leí, mientras decia en voz baja "es verdad".
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